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Si de efectos se trata, el rey de los álbumes de E.S.T. es, sin duda,
Seven Days of Falling. Un disco donde transición y madurez se aúnan en buena comunión, presenta un extendido uso de sonidos eléctricos y sintetizados, presencia de la electrónica, ritmos de
drum'n'bass y, eso sí, un lirismo apabullante. Ya el primer corte, "Ballad for the Unborn", sumerge al oyente en terrenos contemplativos, utilizando la distorsión de contrabajo no para embrutecer, sino para embellecer. Dramatismo también presente en el puente del tema que da título al CD, cuidada armonía que discurre sobre un
riff de bajo aparentemente divertido. Y de la melancolía y la meditación al sonido más industrial, de la mano del poderoso "Mingle in the Mincing Machine", una de las creaciones más originales del disco. "Evening in Atlantis" no es más que una breve introducción al inspirado "Did They Ever Tell Cousteau?", donde una lírica melodía interpretrada por el contrabajo a
pizzicato contrasta con el ritmo de la batería, más cercano a conceptos de música de baile. La balada "Believe Beleft Below" cumple una doble función, ya que sirve de sexta pista del compacto en su versión instrumental, y también de tema oculto al final de "O.D.R.I.P.", en esta ocasión con la colaboración de Josh Haden (hijo del contrabajista Charlie Haden) cantando la línea melódica, y bajo el título de "Love Is Real".
Pero la obra maestra del CD (a estas alturas E.S.T. ya podía permitirse ofrecer en cada disco, como mínimo, una obra maestra) no era otra que "Elevation of Love", una pieza de deliciosa escucha, perfectamente estructurada en la que los músicos combinaban con éxito casi todos los recursos que les habían ayudado a forjarse un nombre. Cabe destacar que el solo de piano de Esbjörn Svensson es, posiblemente, uno de los mejores que jamás haya grabado. El sobrecogedor final del tema se convertía en preludio a la divertida "In My Garage", donde una corta secuencia de acordes se repite continuamente, de forma alegre y desenfadada, conformando el corte más largo del disco. "Why She Couldn't Come" nos acerca a esa visión tristona e intimista del trío, con un Dan Berglund erigido en intérprete principal, y el mencionado "O.D.R.I.P." de corte roquero daba cierre al, hasta entonces, mejor disco del grupo (algo que iba a convertirse en una costumbre de ahí en adelante).
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